lunes, septiembre 19, 2005

El hombre tranquilo



En el Carrefur. Sección pescadería.Mostrador largo con una columna en medio donde está el aparato de coger número. Según estoy arrancando el número observo a dos mujeres de 50 y tantos hablando en un extremo del mostrador pero algo separadas de él. La dependienta (una sola) estaba a sus cosas, colocando el género.

Miro el número y veo que es justo el siguiente del que figura en la pantalla.¡Perfecto!. Según me voy acercando al mostrador, veo que una de las señoras se va acercando tambien. La dependienta acciona la pantalla y aparece mi número. Aún no había terminado de acercarme del todo cuando oigo a la señora decir: " ¡Ay! que me había despistado guapa, me pones dos ..." Y le dije, con toda la suavidad del mundo, por que me las conozco: " disculpe señora, pero el número que va ahora es el mío". Respuesta: "Ya, pero yo estaba antes, y como no habia nadie, no cogi número...". Contra-respuesta:"Perdone, pero para evitar esto se han puesto las maquinitas de los números y yo no vi a nadie pidiendo nada a la dependienta, cuando lo cogí". Resignada:" ¡Vaya! bueno, bueno, pues atienda al señor, no pasa nada, no pasa nada". La dependienta me miraba todo el rato, con media sonrisa de complicidad, dándome la razón. Pido lo mío. Dos minutos tardó en despacharme y me fui. Todavía la oi decir que no sabia lo que iba a llevarse. Que la poca consideración que habia tenido yo, le habia hecho olvidar lo que quería.

Coche. Avenida densa de tráfico. Paso de peatones sin semáforo. Anciano de tropecientos años se baja del bordillo sin mirar y levanta la mano haciendo la señal de parar a los coches para cruzar él. Se libra por los pelos de ser atropellado ya que pasa en el momento más inoportuno. y encima se indigna.

Estos casos me hacen hervir la sangre. Pero como soy bastante educado, muy educado, me contengo, me contengo mucho.

Lo que peor llevo es lo de que las mujeres de 50 y tantos se me cuelen en las tiendas. No se si es que se creen con derecho a hacerlo porque "las tiendas, la compra" siempre ha sido un feudo femenino y ven al hombre, me ven a mí, como a un intruso, o porque, tienen unos maridos que son unos inútiles que no saben (o no quieren) hacer nada. El caso es que yo sigo las reglas: si dan número lo cojo y punto; si no dan número pregunto quien es la última y a esperar.

Por suerte, las dependientas de los supermercados suelen ser jovenes, y como estoy de buen ver, me suelen sonreir y dar la razón en caso de que alguien se me quiera colar. Algunas incluso se enrollan conmigo! (a darle al palique solo, aunque a la charcutera no me importaria pedirle que me "pusiera el salchichón bueno").

Bueno, eso, que algunas mujeres se creen que porque son mayores y lo han hecho toda la vida y ven a un hombre comprando, pueden pasar por delante de el sin guardar turno. Pues conmigo han dado!

Saludos a todos.

3 comments:

At 10:55 a. m., Blogger Michi said...

Pero no querian que cambiaran los roles??? y cuando lo hacen se nos cuelan :)

 
At 11:22 a. m., Anonymous Anónimo said...

Desde niña he ido sola a la compra. Mi madre siempre nos aleccionaba a mi hermana y a mí: "se puede decir todo con educación. No dejéis que se os cuelen." Pero yo no decía nada, me aturullaba y me sentía aún más pequeña de lo que era cuando esas señoronas con los pendientes dorados, las pulseras tintineantes y esos enormes traseros y escotes desbordados se me adelantaban como quien no quiere la cosa... Hoy ya no se me cuelan, me pongo bien tiesita en la cola y no pierdo el ojo de esas víboras...
Si a las que no somos como ellas nos quieren torear, no me extraña nada que a "esos hombres tan graciosos que se creen que saben hacer la compra" os tomen por el pito del sereno!! Hay que jorobarse!!!
Michi, es verdad, todavía hay muchas que no aceptan el cambio de roles, se sienten invadidas en su reino, aunque con la boca pequeña dicen otra cosa...
Bottomwet, lánzate a por la charcutera, que seguro podéis compartir el salchichón!!(si eres una joyita!)
Saludos.

 
At 12:26 p. m., Blogger bottomwet said...

Si, si, a nadie le amarga un dulce. Estas cosas se las cuento a mi chica (lo de la charcutera) y se mea de la risa.Y yo le sigo la corriente (tomándole un poco el pelo) pero seguro, seguro que una infidelidad mia y soy hombre muerto, descuartizado,y arrojado al mar más profundo para que terminasen con mis restos los tiburones.
En cuanto a la cuestion de fondo, es cierto,nos toman por el pito del sereno, algunas incluso se sonrien con ironia como diciendo: "mira este, a saber si habra hecho bien los recados de su mama o de su mujercita". y claro, no saben que yo no hago recados. Yo hago la compra, porque soy yo el que cocina y el que sabe lo que hay que comprar y cuando.
Pero bueno, sigo siendo un "hombre tranquilo".

 

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